ALMAS EN TRÁNSITO
Tras la MUERTE algunas personas se enredan en el astral en el camino hacia la LUZ. Permanecen tan cerca de los planos de materia que siguen percibiendo todo de manera parecida a pesar de no tener cuerpo físico.
Aunque las razones son diversas, fundamentalmente se sienten enganchadas a algún tipo de placer adictivo o retenidas por alguna emoción densa, ya sea miedo, culpa, rabia, tristeza, sed de venganza, rencor o la incapacidad de perdonar por el dolor no drenado. Están inmersas en sus manifestaciones mentales y no ven más allá de su propia distorsión.
A menudo ni siquiera se dan cuenta de que han muerto. Quedan atrapadas en una especie de conmoción por el choque traumático cuando el sesgo de la vida humana sobreviene de manera súbita inesperada o cuando el tránsito es tan suave que pasa inadvertido, como por ejemplo durante fases del sueño.
Los pensamientos y emociones configuran nuestra frecuencia vibratoria, y ésta es determinante para el TRÁNSITO LÚCIDO. Asumir el proceso d