Hace unos años tuve un “gran despertar” acompañando en su tránsito a mi abuela, uno de mis seres más amados.

Todas aquellas experiencias "a pie de cama" y la vibración de sentimientos de amor incondicional tan puro detonaron profundas memorias internas y comenzó a revelarse mi verdadera naturaleza.

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Así fue como conecté con SENDA, mi alma.

Así se me mostró su nombre y se me indicó como tal el proyecto de vida encomendado: ser un puente de conexión y ayudar a aquellas personas en sufrimiento que necesitaran volver a reconectarse, a recordar, a equlibrarse, acompáñandoles “hacia la luz”, -estuviesen en el plano que estuviesen-

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Aquél momento de infinito dolor fue, paradójicamente, de renacimiento, pues me guió al reencuentro con mi propio SER.

Comencé a sentir un anhelo profundo de entregarme a ese llamado interno y di un giro a mi vida para seguir ese nuevo rumbo: hacia mí.

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Nació una imparable vocación de servicio.

Comprendí que todo lo vivido previamente era un entrenamiento en la propia experiencia para poder llegar a empatizar con las experiencias de otras personas a las que iría acompañando.

Y todo empezó a tener un sentido. Solo así podría servir a otros.

Desde entonces ha sido un proceso gradual que va abriéndose más y más.

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Soy un ser sensible.

Un alma antigua con un amplio recorrido por mi bagaje existencial.

La sabiduría, la comprensión y la bondad procede de mi SER y su linaje crístico.

Mi humanidad y capacidad de empatizar de todas las experiencias que atesoro en mis memorias álmicas,

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Suelo presentarme como un binomio en acción cielo-tierra.

Mayla es mi personalidad, el ser humano "de andar por tierra" y la mujer terapeuta que a través de su extensa formación y dedicación se ofrece comprometida en esta labor profundamente vocacional.

Senda es mi alma expresándose a través de este formato humano, de este avatar singular en esta línea temporal concreta.

Ambas cooperan al unísono cuando estamos en la entrega.

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Mi alma me rescató, pues yo también estuve muy perdida, desorientada, rozando el abismo en muchas ocasiones.

Ahora ayuda a rescatar a otros a través de "mí"

Ambas vamos de la mano conjugando una magia indescriptible que ha expandido mi corazón y bendecido mi camino.

Simplemente le dije a mi alma: “¡SI, QUIERO, ¡GUÍAME TÚ!, ACEPTO recorrer la senda desplegada ante mí! Y desde entonces, me he atrevido a profundizar intensamente en mí propio autoconocimiento, a abrirme a más verdades, a ir más allá, a traspasar límites que nunca imaginé. 

Es un proceso en marcha que posiblemente sea infinito como ser en continua evolución que soy.

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AMO el plan de mi alma. Y todo lo que me permite vivir y sentir.

Presenciar tanta belleza y ser testigo de tantas maravillosas transformaciones, me conmueve a diario.

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Consciente que el AMOR, la empatía, la compasión bien entendida, el respeto al proceso evolutivo de otros, son las principales herramientas del maletín del terapeuta, me ofrezco a ti.

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Desde la humildad, la conexión con mi alma y la gratitud por permitirme acompañarte, te tiendo mi mano y abro mi corazón para acogerte y emprender un viaje interno de reconexión hacia la LUZ que ERES.